La idea es narrarles de la manera más simple, natural y genuina posible, cómo comienza a gestarse en lo invisible que es lo real, centro lis. 

Hoy lo haré siendo fiel a mi estilo y esencia, hoy por lo cual les contaré una historia, mi historia. 

¿Me acompañan?

Los traslados a un escenario de la infancia, que siento es donde todo surge. 

Hola tengo unos 9 años y estoy en el club del pueblo, recuerdo estar nadando, levantar la vista y coincidir con unos rayos de sol qué me encandilaron completamente, no podía abrir mis ojos y mientras lo intentaba comencé a sentir una emoción indescriptible en mi corazón, era una especie de nostalgia divina, claro que en ese momento no podía entender qué me sucedía.  

A partir de ese día y desde mi comprensión de niña supe que él el sol era mucho más de lo que me imaginaba, era sin lugar a dudas un ser magnífico que nos abrazaba y amaba a todos incondicionalmente, y lo hacía sin pedir nada a cambio, solo había que estar receptivos y devolverle la mirada. 

Ya tengo 11, estoy en un espacio muy verde sentada al lado de un lago en el cual veo mi imagen reflejada, estoy jugando con amigos y aún así puedo sentir cómo la energía de la naturaleza interactúa conmigo. 

Comenzaba a percibir que los seres humanos no somos los únicos seres vivientes y sintientes del planeta, el sol los árboles, el agua, el aire, se comunicaban conmigo, usaban otro lenguaje, es cierto, pero lo hacían. 

Tengo quizás ya, unos 13 años y mi fascinación por estos reinos, su magia, los elementales del agua, aire, tierra y fuego no me eran indiferentes, como tampoco el mundo invisible, que, si bien intuía, no podía ver con mis ojos físicos. 

Así fueron transcurriendo los años, entre lo lúdico de la infancia, y el misticismo natural de mi espíritu. 

Las preguntas de la niña se agolpan en la mente del adulto, exigiendo su atención. 

Por momentos los interrogantes tomaron ciertos matices de complejidad e incertidumbre, que este mundo muchas veces por desinformación y otras por indiferencia no respondía. no me entregaba. 

Con más dudas que certezas coma y casi sin quererlo, me veo inmersa en la gran aventura de mi vida, un viaje que tendría como destino el origen, mi origen que es al final el origen de todos.  

Una noche mirando una película, un símbolo que nunca antes había visto me cautivó por completo. 

A este punto me atrevería a asegurarles que esta historia comienza a ponerse buena y que el mago que cada uno de nosotros lleva dentro comenzó a recuperar sus poderes, que aunque innatos los había olvidado. 

Les confieso que después de esa noche ya no volvería a ser la misma.  

No me es fácil encontrar las palabras correctas para describir qué sucedió, sin embargo, les pediré que no intenten entenderlo desde el intelecto, solo ábranse a comprenderlo desde el corazón. 

Me sentía diferente la percepción que tenía de las cosas y del mundo había cambiado exponencialmente. 

Estaba experimentado lo que se conoce como salto cuántico, un cambio de paradigma, o simplemente alquimia, lo cierto es que experimentaba una transformación interna. 

Aquel símbolo era la flor de Liz (atributo trino de la divinidad: amor sabiduría y poder en perfecto equilibrio), atributo que cada ser humano posee en su interior en su corazón como registro y recordatorio de nuestra verdadera identidad. 

Mis intereses, mis prioridades y principalmente mis hábitos comenzaron a modificarse y en poco tiempo me encontraba viviendo, este presente, pero desde otra dimensión de conciencia superior a la anterior, dando una vuelta a la espiral ascendente de la vida. 

Las sincronicidades, las señales, el amor incondicional y lo que muchos pueden considerar como milagros, que no es otra cosa que el uso correcto de las leyes de energía y vibración, se volvieron el pan de cada día, mi frecuencia se elevaba y esos eran los resultados evidentes. 

El universo era mi cómplice y yo no podía sentirme más feliz. 

Los miedos y las dudas iban desapareciendo al tiempo que aumentaban las certezas. 

"

Conócete a ti mismo y conocerás al universo nos advirtió un gran maestro

Sócrates

Y eso es exactamente lo que hice...

A medida que profundizaba en mí misma en hoy el autoconocimiento la auto maestría la expansión de la conciencia mis experiencias cotidianas eran cada día más plenas más armoniosas y felices. 

Lograba estados de paz y calma que se mantenían en el tiempo tomaba decisiones más asertivas y me convertí en un imán que traía cosas y situaciones positivas.  

Pero lo más relevante es que mi entorno también se veía beneficiado con mi transformación.  

RECUERDA QUE SI UNO CAMBIA TODO CAMBIA, Y QUE COMO ES ADENTRO ES AFUERA 

TÚ ERES TU PROPIA MISIÓN 

Centro Lis nace con el único propósito de entregarte técnicas y herramientas que con amor y respeto pongo a tu disposición en este espacio para que lo hagas tuyo y podamos crear entre todos una comunidad donde nos acompañaremos sostendremos y seguiremos creciendo juntos.